31 diciembre 2005
Para el nuevo año
21 diciembre 2005
LLega el ángel del invierno
y con su ulular en remolino nos inunda el sueño.
Llega el frío y la tierra se encoge
dejando que los duendes salgan a prender sus fuegos.
Asan castañas las brujas en sus guaridas
y cuentan cuentos los abuelos a los chiquillos.
deliciosos mostos para que beba mi amor.
Y despacito deja su huella en la nieve
para que aquel conejo blanco encuentre el camino a casa.
No te asustes si oyes afuera el crujir del avellano.
Está estirando sus ramas para la noche mágica
del solsticio de invierno ,
cuando el ángel baja y tomando una de ellas
hace el conjuro del Nuevo Comienzo
Así es y así será
18 diciembre 2005
Un Nagual
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Tula (México), Los Atlantes Toltecas
Hace miles de años los Toltecas eran conocidos en todo el sur de México como «mujeres y hombres de conocimiento». Los antropólogos han definido a los toltecas como una nación o una raza, pero de hecho, eran científicos y artistas que formaron una sociedad para estudiar y conservar el conocimiento espiritual y las prácticas de sus antepasados. Formaron una comunidad de maestros (naguales) y estudiantes en Teotihuacán, la ciudad de las pirámides en las afueras de Ciudad de México, conocida como el lugar en el que «el hombre se convierte en Dios». A lo largo de los milenios los naguales se vieron forzados a esconder su sabiduría ancestral y a mantener su existencia en secreto. La conquista europea, unida a un agresivo mal uso del poder personal por parte de algunos aprendices, hizo necesario proteger el conocimiento de aquellos que no estaban preparados para utilizarlo con buen juicio o que hubieran podido usarlo mal intencionadamente para obtener un beneficio personal.
La domesticación y el sueño del planeta.
Kinam
"Kinam son un conjunto de técnicas y ejercicios de origen tolteca.
Es contracción del verbo nawatl Kinamiktia, "aplicar una fuerza para conseguir el equilibrio".
Lo que ves y escuchas ahora mismo no es más que un sueño. En este mismo momento estás soñando. Sueñas con el cerebro despierto. Soñar es la función principal de la mente, y la mente sueña veinticuatro horas al día. Sueña cuando el cerebro está despierto y también cuando está dormido. La diferencia estriba en que, cuando el cerebro está despierto, hay un marco material que nos hace percibir las cosas de una forma lineal. Cuando dormimos no tenemos ese marco, y el sueño tiende a cambiar constantemente. Los seres humanos soñamos todo el tiempo. Antes de que naciésemos, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo que llamaremos el sueño de la sociedad o el sueño del planeta. El sueño del planeta es el sueño colectivo hecho de miles de millones de sueños más pequeños, de sueños personales que, unidos, crean un sueño de una familia, un sueño de una comunidad, un sueño de una ciudad, un sueño de un país, y finalmente, un sueño de toda la humanidad. El sueño del planeta incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones.Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos preceden nos enseñan a soñar de la forma en que lo hace la sociedad. El sueño externo tiene tantas reglas que, cuando nace un niño, captamos su atención para introducir estas reglas en su mente. El sueño externo utiliza a mamá y papá, la escuela y la religión para enseñarnos a soñar.
Quetzalcoatl
"La Serpiente de Quetzal o Serpiente de Plumas Preciosas"
La atención es la capacidad que tenemos de discernir y centrarnos en aquello que queremos percibir. Percibimos millones de cosas simultáneamente, pero utilizamos nuestra atención para retener en el primer plano de nuestra mente lo que nos interesa. Los adultos que nos rodeaban captaron nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron información en nuestra mente. Así es como aprendimos todo lo que sabemos. Utilizando nuestra atención aprendimos una realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en sociedad: qué creer y qué no creer; qué es aceptable y qué no lo es; qué es bueno y qué es malo; qué es bello y qué es feo; qué es correcto y qué es incorrecto. Ya estaba todo allí: todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo.Cuando íbamos al colegio, nos sentábamos en una silla pequeña y prestábamos atención a lo que el maestro nos enseñaba. Cuando íbamos a la iglesia, prestábamos atención a lo que el sacerdote o el pastor nos decía. La misma dinámica funcionaba con mamá y papá, y con nuestros hermanos y hermanas. Todos intentaban captar nuestra atención. También aprendimos a captar la atención de otros seres humanos y desarrollamos una necesidad de atención que siempre acaba siendo muy competitiva. Los niños compiten por la atención de sus padres, sus profesores, sus amigos: «¡Mírame! ¡Mira lo que hago! ¡Eh, que estoy aquí!». La necesidad de atención se vuelve muy fuerte y continúa en la edad adulta.El sueño externo capta nuestra atención y nos enseña qué creer, empezando por la lengua que hablamos. El lenguaje es el código que utilizamos los seres humanos para comprendernos y comunicarnos. Cada letra, cada palabra de cada lengua, es un acuerdo. Llamamos a esto una página de un libro; la palabra página es un acuerdo que comprendemos. Una vez entendemos el código, nuestra atención queda atrapada y la energía se transfiere de una persona a otra. Tú no escogiste tu lengua, ni tu religión ni tus valores morales: ya estaban ahí antes de que nacieras. Nunca tuvimos la oportunidad de elegir qué creer y qué no creer. Nunca escogimos ni el más insignificante de estos acuerdos. Ni siquiera elegimos nuestro propio nombre.De niños no tuvimos la oportunidad de escoger nuestras creencias, pero estuvimos de acuerdo con la información que otros seres humanos nos transmitieron del sueño del planeta. La única forma de almacenar información es por acuerdo. El sueño externo capta nuestra atención, pero sí no estamos de acuerdo, no almacenaremos esa información. Tan pronto como estamos de acuerdo con algo, nos lo creemos, y a eso lo llamamos «fe». Tener fe es creer incondicionalmente. Así es como aprendimos cuando éramos niños. Los niños creen todo lo que dicen los adultos. Estábamos de acuerdo con ellos, y nuestra fe era tan fuerte, que el sistema de creencias que se nos había transmitido controlaba totalmente el sueño de nuestra vida. No escogimos estas creencias, y aunque quizá nos rebelamos contra ellas, no éramos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión triunfase. El resultado es que nos rendimos a las creencias mediante nuestro acuerdo. Llamo a este proceso «la domesticación de los seres humanos». A través de esta domesticación aprendemos a vivir y a soñar. En la domesticación humana, la información del sueño externo se transfiere al sueño interno y crea todo nuestro sistema de creencias. En primer lugar, al niño se le enseña el nombre de las cosas: mamá, papá, leche, botella ... Día a día, en casa, en la escuela, en la iglesia y desde la televisión, nos dicen cómo hemos de vivir, qué tipo de comportamiento es aceptable. El sueño externo nos enseña cómo ser seres humanos. Tenemos todo un concepto de lo que es una «mujer» y de lo que es un «hombre». Y también aprendemos a juzgar: Nos juzgamos a nosotros mismos, juzgamos a otras personas, juzgamos a nuestros vecinos ...Domesticamos a los niños de la misma manera en que domesticamos a un perro, un gato o cualquier otro animal. Para enseñar a un perro, lo castigamos y lo recompensamos. Adiestramos a nuestros niños, a quienes tanto queremos, de la misma forma en que adiestramos a cualquier animal doméstico: con un sistema de premios y castigos. Nos decían: «Eres un niño bueno», o: «Eres una niña buena», cuando hacíamos lo que mamá y papá querían que hiciéramos. Cuando no lo hacíamos, éramos «una niña mala» o «un niño malo».Cuando no acatábamos las reglas, nos castigaban; cuando las cumplíamos, nos premiaban. Nos castigaban y nos premiaban muchas veces al día. Pronto empezamos a tener miedo de ser castigados y también de no recibir la recompensa, es decir, la atención de nuestros padres o de otras personas como hermanos, profesores y amigos. Con el tiempo desarrollamos la necesidad de captar la atención de los demás para conseguir nuestra recompensa. Cuando recibíamos el premio nos sentíamos bien, y por ello, continuamos haciendo lo que los demás querían que hiciéramos. Debido a ese miedo a ser castigados y a no recibir la recompensa, empezamos a fingir que éramos lo que no éramos, con el único fin de complacer a los demás, de ser lo bastante buenos para otras personas. Empezamos a actuar para intentar complacer a mamá y a papá, a los profesores y a la iglesia. Fingimos ser lo que no éramos porque nos daba miedo que nos rechazaran. El miedo a ser rechazados se convirtió en el miedo a no ser lo bastante buenos. Al final, acabamos siendo alguien que no éramos. Nos convertimos en una copia de las creencias de mamá, las creencias de papá, las creencias de la sociedad y las creencias de la religión. En el proceso de domesticación, perdimos todas nuestras tendencias naturales. Y cuando fuimos lo bastante mayores para que nuestra mente lo comprendiera, aprendimos a decir que no. El adulto decía: «No hagas esto y no hagas lo otro». Nosotros nos rebelábamos y respondíamos: «¡No!». Nos rebelábamos para defender nuestra libertad. Queríamos ser nosotros mismos, pero éramos muy pequeños y los adultos eran grandes y fuertes. Después de cierto tiempo, empezamos a sentir miedo porque sabíamos que cada vez que hiciéramos algo incorrecto recibiríamos un castigo.La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida, ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos que mamá o papá, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos un animal auto domesticado. Ahora nos domesticamos a nosotros mismos según el sistema de creencias que nos transmitieron y utilizando el mismo sistema de castigo y recompensa. Nos castigamos a nosotros mismos cuando no seguirnos las reglas de nuestro sistema de creencias; nos premiamos cuando somos «un niño bueno» o «una niña buena». Desde el momento en que nacemos, la gente nos dice que el mundo es esto y aquello, y de tal y cual manera; naturalmente, no tenemos otra opción más que aceptar que el mundo es de la forma en que la gente nos ha estado diciendo que es.
Chichen Itza.
Pirámide Tolteca
«La arquitectura es también Filosofía. Si no, la construcción se limita a una simple cuestión técnica».
Antiguo constructor egipcio.
Nuestro sistema de creencias es como el Libro de la Ley que gobierna nuestra mente. No es cuestionable; cualquier cosa que esté en ese Libro de la Ley es nuestra verdad. Basamos todos nuestros juicios en él, aun cuando vayan en contra de nuestra propia naturaleza interior. Durante el proceso de domesticación, se programaron en nuestra mente incluso leyes morales como los Diez Mandamientos. Uno a uno, todos esos acuerdos forman el Libro de la Ley y dirigen nuestro sueño. Hay algo en nuestra mente que lo juzga todo y a todos, incluso el clima, el perro, el gato... Todo. El Juez interior utiliza lo que está en nuestro Libro de la Ley para juzgar todo lo que hacemos y dejamos de hacer, todo lo que pensamos y no pensamos, todo lo que sentimos y no sentimos. Cada vez que hacemos algo que va contra el Libro de la Ley, el juez dice que somos culpables, que necesitamos un castigo, que debemos sentirnos avergonzados. Esto ocurre muchas veces al día, día tras día, durante todos los años de nuestra vida. Hay otra parte en nosotros que recibe los juicios, y a esa parte la llamamos «la Víctima». La Víctima carga con la culpa, el reproche y la vergüenza. Es esa parte nuestra que dice: «¡Pobre de mí! No soy suficientemente bueno, ni inteligente ni atractivo, y no merezco ser amado. ¡Pobre de mí!». El gran Juez lo reconoce y dice: «Sí, no vales lo suficiente». Y todo esto se fundamenta en un sistema de creencias en el que jamás escogimos creer. Y el sistema es tan fuerte que, incluso años después de haber entrado en contacto con nuevos conceptos y de intentar tomar nuestras propias decisiones, nos damos cuenta de que esas creencias todavía controlan nuestra vida. Cualquier cosa que vaya contra el Libro de la Ley hará que sintamos una extraña sensación en el plexo solar, una sensación que se llama miedo. Incumplir las reglas del Libro de la Ley abre nuestras heridas emocionales, y reaccionamos creando veneno emocional. Dado que todo lo que está en el Libro de la Ley tiene que ser verdad, cualquier cosa que ponga en tela de juicio lo que creemos nos hace sentir inseguros. Aunque el Libro de la Ley esté equivocado, hace que nos sintamos seguros. Por este motivo, necesitamos una gran valentía para desafiar nuestras propias creencias; porque, aunque sepamos que no las escogimos, también es cierto que las aceptamos. El acuerdo es tan fuerte, que incluso cuando sabemos que el concepto es erróneo, sentimos la culpa, el reproche y la vergüenza que aparecen cuando actuamos en contra de esas reglas. De la misma forma que el gobierno tiene un Código de Leyes que dirige el sueño de la sociedad, nuestro sistema de creencias es el Libro de la Ley que gobierna nuestro sueño personal. Todas estas leyes existen en nuestra mente, creemos en ellas, y nuestro Juez interior lo basa todo en ellas. El Juez decreta y la Víctima sufre la culpa y el castigo. Pero ¿quién dice que este sueño sea justo? La verdadera justicia consiste en pagar sólo una vez por cada error. Lo que es verdaderamente injusto es pagar varias veces por el mismo error. ¿Cuántas veces pagamos por un mismo error? La respuesta es: miles de veces. El ser humano es el único animal sobre la tierra que paga miles de veces por el mismo error. Los demás animales pagan sólo una vez por cada error. Pero nosotros no. Tenemos una gran memoria. Cometemos una equivocación, nos juzgamos a nosotros mismos, nos declaramos culpables y nos castigamos. Si fuese una cuestión de justicia, con eso bastaría; no necesitamos repetirlo. Pero cada vez que lo recordamos, nos juzgamos de nuevo, volvemos a considerarnos culpables y nos volvemos a castigar, una y otra vez, y otra, y otra más. Si estamos casados, también nuestra mujer o nuestro marido nos recuerda el error, y así volvemos a juzgarnos de nuevo, nos castigamos otra vez y nos volvemos a sentir culpables. ¿Acaso es esto justo? ¿Cuántas veces hacemos que nuestra pareja, nuestros hijos o nuestros padres paguen por el mismo error? Cada vez que recordamos el error, los culpamos de nuevo y les enviamos todo el veneno emocional que sentimos frente a la injusticia, hacemos que vuelvan a pagar por ello. ¿Eso es justicia? El juez de la mente está equivocado porque el sistema de creencias, el Libro de la Ley, es erróneo. Todo el sueño se fundamenta en una ley falsa. El 95 por ciento de las creencias que hemos almacenado en nuestra mente no son más que mentiras, y si sufrimos es porque creemos en todas ellas. En el sueño del planeta, a los seres humanos les resulta normal sufrir, vivir con miedo y crear dramas emocionales. El sueño externo no es un sueño placentero; es un sueño lleno de violencia, de miedo, de guerra, de injusticia. El sueño personal de los seres humanos varía, pero en conjunto es una pesadilla. Si observamos la sociedad humana, comprobamos que es un lugar en el que resulta muy difícil vivir, porque está gobernado por el miedo. En el mundo entero, vemos sufrimiento, cólera, venganza, adicciones, violencia en las calles y una tremenda injusticia. Esto existe en diferentes niveles en los distintos países del mundo, pero el miedo controla el sueño externo. Si comparamos el sueño de la sociedad humana con la descripción del infierno que las distintas religiones de todo el mundo han divulgado, descubrimos que son exactamente iguales. Las religiones dicen que el infierno es un lugar de castigo, de miedo, de dolor y de sufrimiento, un lugar donde el fuego te quema. Cada vez que sentimos emociones como la cólera, los celos, la envidia o el odio, experimentamos un fuego que arde en nuestro interior. Vivimos en el sueño del infierno.Si consideramos que el infierno es un estado de ánimo, entonces nos rodea por todas partes. Tal vez otras personas nos adviertan que si no hacemos lo que ellas dicen que deberíamos hacer, iremos al infierno. Pero ya estamos en el infierno, incluso la gente que nos dice eso. Ningún ser humano puede condenar a otro al infierno, porque ya estamos en él. Es cierto que los demás pueden llevarnos a un infierno todavía más profundo, pero únicamente si nosotros se lo permitimos. Cada ser humano, hombre o mujer, tiene su sueño personal, que, al igual que ocurre con el sueño de la sociedad, a menudo está dirigido por el miedo. Aprendemos a soñar el infierno en nuestra propia vida, en nuestro sueño personal. El mismo miedo se manifiesta de distintas maneras en cada persona, por supuesto, pero todos sentimos cólera, celos, odio, envidia y otras emociones negativas. Nuestro sueño personal también puede convertirse en una pesadilla permanente en la que sufrimos y vivimos en un estado de miedo constante. Sin embargo, no es necesario que nuestro sueño sea una pesadilla. Podemos disfrutar de un sueño agradable. Toda la humanidad busca la verdad, la justicia y la belleza. Estamos inmersos en una búsqueda eterna de la verdad porque sólo creemos en las mentiras que hemos almacenado en nuestra mente. Buscamos la justicia porque en el sistema de creencias que tenemos no existe. Buscamos la belleza porque, por muy bella que sea una persona, no creemos que lo sea. Seguimos buscando y buscando cuando todo está ya en nosotros. No hay ninguna verdad que encontrar. Dondequiera que miremos, todo lo que vemos es la verdad, pero debido a los acuerdos y las creencias que hemos almacenado en nuestra mente, no tenemos ojos para verla. No vemos la verdad porque estamos ciegos. Lo que nos ciega son todas esas falsas creencias que tenemos en la mente. Necesitamos sentir que tenemos razón y que los demás están equivocados. Confiamos en lo que creemos, y nuestras creencias nos invitan a sufrir. Es como si viviésemos en medio de una bruma que nos impide ver más allá de nuestras propias narices. Vivimos en una bruma que ni tan siquiera es real. Es un sueño, nuestro sueño personal de la vida: lo que creemos, todos los conceptos que tenemos sobre lo que somos, todos los acuerdos a los que hemos llegado con los demás, con nosotros mismos e incluso con Dios. Cambiar nuestra idea del mundo es la clave del chamanismo. Y parar el diálogo interno es la única forma de lograrlo.
Ceremonias
Toda nuestra mente es una bruma que los toltecas llamaron mitote. Nuestra mente es un sueño en el que miles de personas hablan a la vez y nadie comprende a nadie. Esta es la condición de la mente humana: un gran mitote, y así es imposible ver lo que realmente somos. En la India lo llaman maya, que significa «ilusión». Es nuestro concepto de «Yo soy». Todo lo que creemos sobre nosotros mismos y el mundo, todos los conceptos y programas que tenemos en la mente, todo eso es el mitote. Nos resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente; nos resulta imposible ver que no somos libres.Esta es la razón por la cual los seres humanos nos resistimos a la vida. Estar vivos es nuestro mayor miedo. No es la muerte; nuestro mayor miedo es arriesgarnos a vivir: correr el riesgo de estar vivos y de expresar lo que realmente somos. Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de otras personas. Hemos aprendido a vivir según los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados y de no ser lo suficientemente buenos para otras personas. Durante el proceso de domesticación, nos formamos una imagen mental de la perfección con el fin de tratar de ser lo suficientemente buenos. Creamos una imagen de cómo deberíamos ser para que los demás nos aceptaran. Intentamos complacer especialmente a las personas que nos aman, como papá y mamá, nuestros hermanos y hermanas mayores, los sacerdotes y los profesores. Al tratar de ser lo suficientemente buenos para ellos, creamos una imagen de perfección, pero no encajamos en ella. Creamos esa imagen, pero no es una imagen real. Bajo ese punto de vista, nunca seremos perfectos. ¡Nunca! Como no somos perfectos, nos rechazamos a nosotros mismos. El grado de rechazo depende de lo efectivos que hayan sido los adultos para romper nuestra integridad. Tras la domesticación, ya no se trata de que seamos lo suficientemente buenos para los demás. No somos lo bastante buenos para nosotros mismos porque no encajamos en nuestra propia imagen de perfección. Nos resulta imposible perdonarnos por no ser lo que desearíamos ser, o mejor dicho, por no ser quien creemos que deberíamos ser. No podemos perdonarnos por no ser perfectos. Sabemos que no somos lo que creemos que deberíamos ser, de modo que nos sentimos falsos, frustrados y deshonestos. Intentamos ocultarnos y fingimos ser lo que no somos. El resultado es un sentimiento de falta de autenticidad y una necesidad de utilizar máscaras sociales para evitar que los demás se den cuenta. Nos da mucho miedo que alguien descubra que no somos lo que pretendemos ser. También juzgamos a los demás según nuestra propia imagen de la perfección, y naturalmente no alcanzan nuestras expectativas. Nos deshonramos a nosotros mismos sólo para complacer a otras personas. Incluso llegamos a dañar nuestro cuerpo para que los demás nos acepten. Vemos a adolescentes que se drogan con el único fin de no ser rechazados por otros adolescentes. No son conscientes de que el problema estriba en que no se aceptan a sí mismos. Se rechazan porque no son lo que pretenden ser. Desean ser de una manera determinada, pero no lo son, y esto hace que se sientan culpables y avergonzados. Los seres humanos nos castigamos a nosotros mismos sin cesar por no ser como creemos que deberíamos ser. Nos maltratamos a nosotros mismos y utilizamos a otras personas para que nos maltraten. Pero nadie nos maltrata más que nosotros mismos; el juez, la Víctima y el sistema de creencias son los que nos llevan a hacerlo. Es cierto que algunas personas dicen que su marido o su mujer, su madre o su padre las maltrataron, pero sabemos que nosotros nos maltratamos todavía más. Nuestra manera de juzgarnos es la peor que existe. Si cometemos un error delante de los demás, intentamos negarlo y taparlo; pero tan pronto como estamos solos, el juez se vuelve tan tenaz y el reproche es tan fuerte, que nos sentimos realmente estúpidos, inútiles o indignos. Nadie, en toda tu vida, te ha maltratado más que tú mismo. El límite del maltrato que tolerarás de otra persona es exactamente el mismo al que te sometes tú. Si alguien llega a maltratarte un poco más, lo más probable es que te alejes de esa persona. Sin embargo, si alguien te maltrata un poco menos de lo que sueles maltratarte tú, seguramente continuarás con esa relación y la tolerarás siempre. Si te castigas de forma exagerada, es posible que incluso llegues a tolerar a alguien que te agrede físicamente, te humilla y te trata como si fueras basura. ¿Por qué? Porque, de acuerdo con tu sistema de creencias, dices: «Me lo merezco. Esta persona me hace un favor al estar conmigo. No soy digno de amor ni de respeto. No soy suficientemente bueno». Necesitamos que los demás nos acepten y nos amen, pero nos resulta imposible aceptarnos y amarnos a nosotros mismos. Cuanta más autoestima tenemos, menos nos maltratamos. El abuso de uno mismo nace del autorrechazo, y éste de la imagen que tenemos de lo que significa ser perfecto y de la imposibilidad de alcanzar ese ideal. Nuestra imagen de perfección es la razón por la cual nos rechazamos; es el motivo por el cual no nos aceptamos a nosotros mismos tal como somos y no aceptamos a los demás tal como son.
El preludo de un nuevo sueño.
Chac Mool
Dios de la LLuvia
Has establecido millares de acuerdos contigo mismo, con otras personas, con el sueño que es tu vida, con Dios, con la sociedad, con tus padres, con tu pareja, con tus hijos; pero los acuerdos más importantes son los que has hecho contigo mismo. En esos acuerdos te has dicho quién eres, qué sientes, qué crees y cómo debes comportarte. El resultado es lo que llamas tu personalidad. En esos acuerdos dices: «Esto es lo que soy. Esto es lo que creo. Soy capaz de hacer ciertas cosas y hay otras que no puedo hacer. Esto es real y lo otro es fantasía; esto es posible y aquello es imposible». Un solo acuerdo no sería un gran problema, pero tenemos muchos acuerdos que nos hacen sufrir, que nos hacen fracasar en la vida. Si quieres vivir con alegría y satisfacción, debes hallar la valentía necesaria para romper esos acuerdos que se basan en el miedo y reclamar tu poder personal. Los acuerdos que surgen del miedo requieren un gran gasto de energía, pero los que surgen del amor nos ayudan a conservar nuestra energía e incluso a aumentarla. Todos nacemos con una determinada cantidad de poder personal que se renueva cada día con el descanso. ''Desgraciadamente, gastamos todo nuestro poder personal primero en crear esos acuerdos, y después en mantenerlos. Los acuerdos a los que hemos llegado consumen nuestro poder personal, y el resultado es que nos sentimos impotentes. Sólo nos queda el poder justo para sobrevivir cada día, porque utilizamos la mayor parte de él en mantener los acuerdos que nos atrapan en el sueño del planeta. ¿Cómo podemos cambiar todo el sueño de nuestra vida cuando ni siquiera tenemos poder para cambiar hasta el acuerdo más insignificante? Si somos capaces de reconocer que nuestra vida está gobernada por nuestros acuerdos y el sueño de nuestra vida no nos gusta, necesitamos cambiar los acuerdos. Cuando finalmente estemos dispuestos a cambiarlos, habrá cuatro acuerdos muy poderosos que nos ayudarán a romper aquellos otros que surgen del miedo y agotan nuestra energía.Cada vez que rompes un acuerdo, todo el poder que utilizaste para crearlo vuelve a ti. Si los adoptas, estos cuatro acuerdos crearán el poder personal necesario para que cambies todo tu antiguo sistema de acuerdos. Necesitas una gran voluntad para adoptar los Cuatro Acuerdos, pero si eres capaz de empezar a vivir con ellos, tu vida se transformará de una manera asombrosa. Verás cómo el drama del infierno desaparece delante de tus mismos ojos. En lugar de vivir en el sueño del infierno, crearás un nuevo sueño: tu sueño personal del cielo.
Don Miguel Ruiz nació en el seno de una familia de sanadores y fue criado en el México rural por una madre curandera y un abuelo nagual. Por ser el menor de trece hermanos fue escogido para seguir transmitiendo las enseñanzas toltecas que su familia conservaba desde hacía siglos. Sin embargo, atraído por la vida moderna, prefirió estudiar medicina y se convirtió en cirujano. Una experiencia cercana a la muerte cambió su vida. Asombrado por esta experiencia, empezó una intensa práctica de indagación personal, estudió intensamente con su madre y completó su aprendizaje con un poderoso chamán en el desierto mexicano. En la tradición de los toltecas, un nagual guía al individuo hacia su libertad personal. Don Miguel Ruiz, un nagual del linaje de los Guerreros del Águila, ha dedicado su vida a compartir la sabiduría de las enseñanzas de los antiguos toltecas.
16 diciembre 2005
Ciber contactos
13 diciembre 2005
Alrededores de Bratislava
Yo a ti tampoco
Eran las 12 de la noche. Las laderas de los Cárpatos estaban cubiertas por un manto de niebla densa , el frío helaba la sangre y los pocos que se avecinaban a tomar el camino a Hungría no lo hacían sino de día, eran tiempos difíciles, el hambre, los bandidos, nadie se atrevía a pisar más allá del límite de la ciudad después del anochecer. Se hablaba de hombres lobo, de vampiros y mostruos amenazadores que podían rebañar las entrañas de todo aquel que se aventurara en sus dominios nocturnos .
Los gitanos, nómadas por siempre, no creían en esas leyendas, acostumbrados a poner sus campamentos allá donde les placiera o dónde pudieran vender sus quincallas, hacían oídos sordos a todas esas habladurías. No era arrogancia como muchos creían, era sencillamente, necesidad.
La noche había caído definitivamente y ella salió de su tartana arropada por una capa negra, quería probar suerte en aquel camino angosto y oscuro, tal vez encontrara algo realmente bueno entre la niebla, algo robusto y que la pudiera colmar de placer. Así fue, al poco de adentrarse en el camino, una sombra comenzó a espiarla, ella lo sabía, la sentía cerca y ni un atisbo de miedo cambió su dulce sonrisa despreocupada. La estrategia era siempre la misma, hacerse la inocente, sorprender a su presa con su candidez y dejarse llevar por su instinto una y otra vez. La sombra se hizo más cercana, percibía su hedor de lobo y eso la excitaba, se estremecía pensando en el encuentro, un jadeo entrecortado se desplazaba por la maleza cercana a la linde por donde ella pasaba y sin pestañear seguía caminando y cantando una vieja canción de zíngaros. No podían aguantarlo más, ni ella ni la sombra estaban dispuestos a esperar ni un segundo más. Hubo un momento en que el deseo podría haber provocado un desenlace fatal para Aticurepak, pero se mantuvo serena, esperando. Por fin la sombra salió a su encuentro y se enredaron en una lucha voraz por conseguir cada uno su objetivo. - Así, si mi amor, así, vamos -.
11 diciembre 2005
Desde Rusia con Amor
>**------------- Fin de la transmisión ------------**<
10 diciembre 2005
La Vida
08 diciembre 2005
Resuélveme eso !
- ¿Quién sino Merlín me ayudará a escapar del hechizo de esa odiosa reina que me encadena a su recuerdo aunque se halla al otro extremo del mundo?
Durante una hora entera le habló a Merlín respecto a Aleta, y el mago le escuchó en silencio. Pero finalmente le interrumpió con cierta sequedad:
- ¿Buscas la satisfacción plena?. ¿Deseas dejar de correr aventuras cuándo y dónde te plazca y dedicarte a la vida de familia?
- Pues... no. - respondió el joven - Deseo aventuras, una causa noble que defender, buenos amigos y enemigos espléndidos. Quiero viajar por todas partes y... tener una mujer a quien amar.
- ¡Pobre joven desdichado! - murmuró Merlín - ¿Qué otra cosa sino todo eso has tenido toda tu vida?. En cuanto a la satisfacción plena, es un mito. Dale a un hombre todo lo que te pide, y será infeliz porque no te pidió el doble. Solo una tortuga que dormita sobre una roca soleada conoce la satisfacción y la plenitud. En cuanto a la magia de Aleta, joven idiota, ¿qué mujer no es una hechicera?. ¿De qué otro modo se transforma a los jóvenes aventureros en maridos responsables?. ¡Resuélveme eso!
05 diciembre 2005
La campesina
02 diciembre 2005
Las moscas vuelan perplejas
Se quiso acercar a ella pero un golpe de cadera la empujó a la terraza. Allí se repuso y preparó de nuevo su lazo para atraparla, mas ella siguió bailando.
Sin esposas ni ataduras, sólo existía ella y nada sino ella.
Dejó de moverse en la oscuridad, se sentó en el suelo para recuperar el aliento.
El aliento se agotó en el gran baile, el baile de sí misma.
Y allí la muerte le arrancó el alma, pero ella sonreía.
30 noviembre 2005
Propaganda vs Realidad
Los líderes opuestos a la dominación de la Coalición en el mundo se reunieron en Bruselas los días 17 y 18 de noviembre de 2005 invitados por la Red Voltaire para la primera conferencia Axis for Peace. Dirigentes políticos, diplomáticos, militares y líderes de opinión se expresaron a partir de sus propias experiencias y de los hechos, y no a partir de la representación que da la administración Bush en los medios de comunicación. De este método y de esta libertad de palabra ha surgido un discurso nuevo y original. La conferencia Axis for Peace 2005 se presenta como el acto fundador de un movimiento de redefinición de las relaciones internacionales cuyo desafío es comparable al de Bandung en 1955.
26 noviembre 2005
Los Domingos por la Mañana
- Cúantos quieres?
- 4, yo iré preparando el café. Te hago zumo?
- No, quédate un rato más en la cama, ya me lo hago yo antes de salir y te preparo el tuyo. Traigo El País.
- Cómprame un Integral que me han dicho que viene un artículo bueno sobre el agua.
- Desea algo más mi señora?
- Sí, dame un beso...
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20 noviembre 2005
Rumbo al norte
Cada objetivo que aparece antes nosotros provoca sentimientos de felicidad, rechazo o indiferencia. Cuando estamos frente a algo que nos agrada, nos sentimos bien. Si sucede lo contrario, nos enfadamos y pasamos de largo. Indiferentes cuando lo que se presenta ante nosotros no es ni agradable ni desagradable.
Así funcionan las cosas. El problema radica en que esta continua agitación emocional nos esclaviza. Compramos coches, ropa, objetos; luego nos cansamos de ellos, ya no nos gustan, tampoco esa persona que nos parecía tan maravillosa y que por fin habíamos conseguido tener a nuestro lado...ya no nos hace feliz, no responde a nuestras expectativas. Seguimos comprando, buscando nuevas dosis de experiencia de algo diferente y "nuevo". ¿Somos más felices así?...
Para comprender hasta que punto somos esclavos de nuestras emociones debemos reflexionar, meditar a diario y adquirir la costumbre de revisar y analizar por qué esto o aquello nos ha generado sentimientos de rechazo o deseo, si encontramos la fuente de la que proceden esos sentimientos, el por qué de que nuestra fuente de felicidad o desdicha dependa de objetos y circunstancias externas , estaremos en el camino adecuado para la liberación de nuestras emociones. De esta manera nuestra mente se ira convirtiendo poco a poco en una mente poderosa, seremos lo que se supone que somos en esencia y no nos atrevemos a pronunciar: Dioses.
17 noviembre 2005
Caballos de plástico
Estoy tan desconcertad@ como la mosca que se ha pasado el día persiguiendo a un caballo de plástico.
Un ciberfollador
16 noviembre 2005
Kate
Ejerció muchos años de ingeniera de sonido para el ejército de EEUU. También trabajó para la NASA en un proyecto de resonancia y quarqs - qué cosas - . Un día descubrió algo de un valor muy superior a lo que la había rodeado tecnológicamente hasta el momento. Dejó el mundo científico para desde su conocimiento profundo de la física del sonido más la iluminación que la había sobrevenido, actuar como mediadora entre las energías celestes y los humanos. Ella ve más allá de lo aparente, siente y resiente como si tuviera un tercer ojo, nada hay de esóterico en sus palabras, sólo un cariño inmenso a la humanidad y unas ganas terribles de trasmitir su conocimiento.
Que afortunada soy al tenerla como Maestra.
Hay muchos otros maestros , a los cuales debo mi locura, Chokry Mohamed, Hodda , Nur Banu , Hossam Ramzi , Pruden Cea , Barbara Hero, Gustavo Bertoloto (mi maestro Loto de programación neurolingüística !!) , Héctor Infer (el doctor infierno !!! ) , Daniel Rubio ( tantas y tantas resonancias !!) , Jill Purce (qué clases de cantoooooooo!!! ), Mari Carmen (amorosamente dulce), Elias (y esas ecuaciones imposibles), Ayleen Atwell, Markus Schneider, y más, y más, y más...
14 noviembre 2005
Pensamientos, aparentemente, inconexos
Aparentemente el Vivir constituye la única oportunidad para tener todas las experiencias que el ser humano debe y conseguir con ello una realización total. No es una idea ilusoria. Debemos ser capaces de descubrir y manejar todos los recursos a nuestro alcance y nuestro Universo cambiará.
Supongo que las afirmaciones sobre un futuro gris tienen una gran tendencia a materializarse, los nómadas detestamos esas cosas y preferimos sonreir y pensar en posibilidades alegres y luminosas en vez de imaginar que sobrevienen la desgracia y el dolor.
No me permito opinar sobre cosas que me son ajenas, ni siquiera pronuncio con frecuencia el tan manoseado "creo" que debería estar apoyado por una firme convicción y pruebas de que lo que se dice es una realidad, más bien suelo decir "pienso" por si se abren nuevas puertas de conocimiento o por si me sorprenden con nuevas y originales ideas.
Así pues pienso que lo mismo me alumbra una chispa de entendimiento y despierto a otros códigos, a otras señales; tal vez el dios del comercio , los viajes y los ladrones, el mensajero de los dioses, Hermes , ese que se mueve rápido en los cielos , tenga algo que contarme a 64 Hz. Y así,tal vez, esa chispa pueda conseguir que la música de tus palabras permanezca; la pintura, la escultura, la arquitectura, las artes en general se aposentan y ahí se quedan suspendidas en nuestras casas o museos; pero la música es más refractaria y ha de ser conjurada una y otra vez para que deleite mi espacio, la sala de estar, la alcoba. Tu voz.
En un plano sutil, se ha creado también algo que permanece como una flor exquisita suspendida sobre el santuario. Hazme música, crea un buen ritmo y bailaré la danza mágica del vientre para ti.
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Por un momento dejaré de ser mosca y aprovecharé el despiste para una pequeña vanidad.
13 noviembre 2005
La edad que tenemos
Al anciano se le iluminó el rostro cuando le respondió: "Pues, a mucho tirar, unos siete o diez... porque, no creerá usted, joven, que tengo los que ya he vivido".
Ésta es la actitud fundamental de cada ser humano, "somos lo que no somos", según Hegel. Vivir el momento presente, el aquí y el ahora, es el consejo radical de los sabios en las más importantes tradiciones de la humanidad.
La iluminación nunca viene de fuera, sino que se alumbra como un despertar . Mañana no es una realidad, sino una hipótesis sobre la que sería insensato apostar nuestra existencia. Ayer ya pasó, y lo hemos asimilado haciéndolo nuestro, o vagaremos como plantas desarraigadas a merced de cualquier viento.
Cada etapa de la vida tiene sus propias riquezas y es preciso ser coherentes siguiendo las sugerencias de la naturaleza. Mantener el equilibrio, buscar la armonía y aspirar a la serenidad que nos permita ser nosotros mismos.
Ésa es la clave de la identidad, que es lo que nos hace ser lo que somos y hace, a su vez, que los otros nos reconozcan como somos. Es un proceso, jamás una conquista. Es una experiencia que nos muestra los elementos distintos y hasta contradictorios con los que está formada nuestra personalidad. Si nosotros nos ocupamos en gestionar nuestras contradicciones, mantendremos alejada la esquizofrenia desintegradora que nos amenaza. Las cosas son como son, como están siendo, y lo demás es tontería.
De ahí la importancia de saborear el propio conocimiento que nos lleva al respeto del otro. No como objeto de nuestro amor o de nuestra responsabilidad, sino como sujeto que sale al encuentro y nos interpela, para hacer juntos el camino.
Caer en la cuenta de que a todos compete el disfrutar de los bienes comunes nos abre hacia horizontes de plenitud, bondad y belleza. Porque son auténticos, y auténtico es el que tiene autoridad sobre alguien y lo promociona.
Qué pérdida de tiempo es añorar el pasado en una nostalgia estéril mientras que el sentimiento de ausencia nos anima para seguir en el camino, compartiendo y disfrutando cada momento de nuestra existencia. Sin atormentarnos por un futuro que no existe, sino que lo vamos haciendo. Como el tiempo, y hasta como el espacio que se define por sus contenidos. Ésa es la elegancia verdadera, que el vaso no sea más que la flor.
Nos acogeremos al razonamiento de Sócrates "bien me ha valido haber seguido el camino de la virtud". Y, si no hay nada, con mayor razón me compensa vivir con coherencia y plenitud.
Cuenta Osho que lo bueno de ser anciano es que ya eres demasiado viejo para dar mal ejemplo y puedes empezar a dar buenos consejos. Lo cierto es que dentro de cualquier anciano hay un joven preguntándose qué ha sucedido.
Hablamos de jóvenes desconcertados y no de ancianos amargados porque sienten que sus vidas no son lo que podrían haber sido. Se sienten estafados. Nadie les enseñó a amar la vida, a amarse a sí mismos, a asumir el único sentido de la existencia: ser felices.
Y ser feliz es ser uno mismo, poder hacer las cosas porque nos da la gana, no porque lo manden o para alcanzar méritos para una vida de ultratumba. Esto es un chantaje, posponer la felicidad para mantenernos dominados y sumisos. Han hecho de la obediencia una virtud. Un buen pueblo, para el que manda, es un rebaño que pasta sin hacer ruido.
Es urgente la rebelión de las personas mayores que padecen su soledad como antesala de la muerte. Nunca es tarde para madurar sin confundir el envejecimiento, que es cosa del cuerpo, con la madurez, que es crecer hacia dentro y saborear la vida. Las arrugas son hereditarias. Los padres las reciben de los hijos.
Descubrirnos gotas en un océano de silencio que transforman la existencia en una celebración. Es descubrir el universo en el rocío.
No hay mayor provocación que ser uno mismo. Atreverse a ser, a discrepar, a gozar y a realizarse en armonía con el universo. El sabio acepta la realidad imponiéndole su sello: para hacer lo que queramos tenemos que querer lo que hacemos. Porque nada puede morir, tan sólo cambiar de forma. La existencia nada sabe de la vejez, sabe de fructificar. Ya tenemos lo que buscamos. Hay que despertar.
Madurez significa que hemos llegado a casa. La madurez es conciencia, el envejecimiento sólo desgaste. Todavía queda tiempo para cambiarse de tren.
José Carlos García Fajardo
10 noviembre 2005
LA INDIA SIN COMENTARIOS
04 noviembre 2005
Happy Diwali
03 noviembre 2005
...y si me quedo?
15 octubre 2005
Carmen Patricia
De entre los personajillos que andan zascandileando en las webs de contactos , me han llamado la atención :
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12 octubre 2005
Rumbo al sur
La inteligencia no es sinónimo de éxito en la vida, tampoco es como muchos creen una buena nota en un máster, que por otra parte se venden bien en las múltiples escuelas de negocios. No es culturilla, ni sapiencia; conocer a más autores de oidas o más fórmulas magistrales con las que solucionar cosas imposibles. Hay list@s que no tienen un pelo de inteligentes pero se aprovechan de la laboriosidad de éstos. Ni siquiera tiene que ver con la sabiduría de la que emana bondad. Así y por estas cosas de la parafernalia de la sociedad actual, el culto a lo "externo", la fachada y el dichoso glamour es como nos vemos, otra vez pues la historia se repite, en vías de la desesperación. Estoy muy cansada, de esto y aquello, saturada más bien...
Por esto vuelo al sur, cuando regrese, tal vez cambiada porque caminar hace crecer al alma, tendré un nuevo aspecto interior. Sé muy bien donde está mi lugar en el mundo, ¿te acuerdas de la película de Adolfo Aristaráin? qué bella ¿verdad?, mas no por eso déjare de visitar las posibles Itacas que se me ofrezcan en esta Vida.
10 octubre 2005
Aromas
"Mysore , 4pm, mercado de las especias...
Sé algo de perfumes y mi fascinación por ellos viene desde la niñez cuando andaba todo el día trasteando en el armario de mi madre en busca de su colonia "Joya de Myrurgia"...qué delicia uhhhh.
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Las mezclas son un auténtico arte , hay que poner la justa medida de notas altas y bajas ya que éstas últimas ayudan a mantener la volatibilidad de las altas que son intensas pero tienden a esfumarse al minuto de entregar su toque. Los perfumes deben acariciar, besar nuestras manos, nuestros lugares favoritos y que nuestro amante se sorprenda con semejante hallazgo al recorrer nuestra piel con su boca. Ha de embrujar, sugerir e incitar a delicias sin fin.