20 noviembre 2005

Rumbo al norte


Otra vez haciendo maletas. Esta vez he metido la siguiente meditación:

Cada objetivo que aparece antes nosotros provoca sentimientos de felicidad, rechazo o indiferencia. Cuando estamos frente a algo que nos agrada, nos sentimos bien. Si sucede lo contrario, nos enfadamos y pasamos de largo. Indiferentes cuando lo que se presenta ante nosotros no es ni agradable ni desagradable.

Así funcionan las cosas. El problema radica en que esta continua agitación emocional nos esclaviza. Compramos coches, ropa, objetos; luego nos cansamos de ellos, ya no nos gustan, tampoco esa persona que nos parecía tan maravillosa y que por fin habíamos conseguido tener a nuestro lado...ya no nos hace feliz, no responde a nuestras expectativas. Seguimos comprando, buscando nuevas dosis de experiencia de algo diferente y "nuevo". ¿Somos más felices así?...
Para comprender hasta que punto somos esclavos de nuestras emociones debemos reflexionar, meditar a diario y adquirir la costumbre de revisar y analizar por qué esto o aquello nos ha generado sentimientos de rechazo o deseo, si encontramos la fuente de la que proceden esos sentimientos, el por qué de que nuestra fuente de felicidad o desdicha dependa de objetos y circunstancias externas , estaremos en el camino adecuado para la liberación de nuestras emociones. De esta manera nuestra mente se ira convirtiendo poco a poco en una mente poderosa, seremos lo que se supone que somos en esencia y no nos atrevemos a pronunciar: Dioses.

No hay comentarios: