05 abril 2006

Canes


El domingo estaba leyendo el periódico en una terracita del parque y vi como un chico jugaba con su perro a las cosas que juegan los chicos en el parque con sus perros y al mismo tiempo ligaba con una rubia que a su vez lanzaba pelotitas a un caniche rata.


Reflexión :


Los perros ejercen una influencia irresistible y un tanto insana sobre los hombres.

Para los hombres hay ciertas cualidades en la “perrez” que les hace convertirse en bobos sentimentales con frecuencia ante tu estupefacción. El mismo hombre que es capaz de contemplar impertérrito como a la teniente Ripley se las hace pasar canutas el baboso del Alien puede ponerse nervioso viendo una película antigua de Lassie en la que se produce una epidemia de sarna en la ciudad de la perra y sus dueños la llevan a que pase la noche en una perrera donde conoce a unos pastores alemanes pelín sádicos...

Un hombre y su perro pueden aliarse en contra tuya por varias razones:


- El perro nunca le ha puesto verde por dejar los zapatos tirados en medio del salón.
- El perro nunca le ha dicho cuando está a punto de salir a tomar unas cañas: “Creo que es mejor que lo discutamos ahora mismo”
- El perro nunca le ha hecho un comentario acerca de esa mancha de carmín que trae en su camisa.

Un perro es todo lo que tú no eres. Y además les encanta hacer recados a los varones humanos. Un perro acepta con agradecimiento todo lo que se le da . Si le regalas un hueso de plástico no se pone a mirarlo con cara de asco diciendo: “No creo que te importe que lo cambie por otro de mi talla”.

Un hombre, como en los centros de psicomotricidad y adaptación mental, se lo pasa en grande repitiendo una y otra vez con su perro cualquier juego simple.

A continuación te ofrezco una lista de juegos que proporcionan muy buenos ratos tanto a los hombres como a sus perros:

- El hombre tira una piedra al suelo. El perro la recoge. El hombre tira una piedra al suelo. El perro ladra y la recoge. El hombre se ríe.
- El hombre intenta quitarle al perro un trapo que lleva en la boca. El perro no le deja que le quite el trapo. El perro hace unos ruidillos guturales. El hombre se ríe.
- El hombre pone una cinta en la cabeza del perro. El perro corretea por toda la habitación intentando
quitarse la cinta. El hombre se ríe.

A cambio de todo esto, el perro le ofrece al hombre su devoción incondicional. Y, ¿quién no lo haría?. No intentes nunca meterte entre un hombre y su perro, sobre todo si no sabes si a ese cachorrillo encantador le han educado para guardián de calabozo y te va a arrear un buen mordisco.

Y ándate con ojo si tu hombre quiere sacar a pasear a su perro con demasiada frecuencia en las noches de los meses de verano.
Los hombres que sacan a pasear a su perro con demasiada frecuencia en las noches de los meses de verano , en realidad van a la caza de malas mujeres.

Así es corazón.

Dedicado a ellos, los amores perros.


4 comentarios:

Existencialista dijo...

Ay madre que ingenio tienes, Gawi, me encanta lo del perro. Estoy tan ocupado que ahora escribo algo menos, Un beso y sigue con ese ingenioooooooooooooooo

Existencialista dijo...

Oye que los hombres no somos tan ignominiosos... aunque ciertamente tienes una parte sustancial de razón. Mira, creo que nos han educado para esconder los sentimientos de tal manera que nos hemos vuelto secos, primarios, caprichosos. Los hombre pasamos de adultos a nioños de un instante al siguiente. Ay, cuánto nos queda todavía para mostrar todo lo que tan estúpidamente escondemos. Gracias de nuevo por tu ingenio

Yo Merititito dijo...

los amores perros, jajajaj muy bueno, medio largo, pero bueno

Anónimo dijo...

Un tipo estaba alucinando al ver a un amigo jugar con su perro a las cartas. Le dijo: oye, ese perro es una pasada, que portento. Y el amigo le dijo: vahhh, no te creas, no es tan bueno, cada vez que le cae una buena mano menea el rabo y le pillo...jejeje
Tadros